Por qué deje mi corazón en México

Quiero empezar este post con una frase:

“Hay tres cosas que te cambian la vida: un libro, una persona y un viaje”

No recuerdo con exactitud en que momento la leí y quien es el autor de tan semejante verdad. En mi caso pasaron las tres en un mismo viaje, en mi ciudad favorita de México, fue en Monterrey. No era la primera vez que iba por cuestiones de trabajo solo que esa vez quise verlo con otros ojos, más allá de viajero esta vez era de turistologa. De preguntar, de investigar, simplemente de probar de todo y romper con los mitos y experiencias que cada persona te cuenta.

Recuerdo que ya llevaba tiempo queriendo ver la película de “Comer, rezar y amar” pero antes quería leer el libro. Para este viaje decidí irme en avión porque me encanta! (aunque en ocasiones se me tapen los oídos ) y es que si algo debes vivir es ver la sierra madre oriental desde los cielos, son instantes únicos que te dejan anonadado y es ahí donde comprendes lo pequeño que eres en este mundo. Continuando con la historia… días antes de tomar mi vuelo compre el libro, llegue al aeropuerto y fue ahí donde comenzó mi aventura muy al estilo “comer, rezar y amar” (y es que para ser más exacta en esos momentos de mi vida estaba pasando casi por la misma situación que Elizabeth, la protagonista, no entrare en detalles porque prefiero que se den la oportunidad de leer el libro).

Para mi fortuna la fila para documentar estaba larga y en ese lapso me hice amiga de un chico de mi edad proveniente de Francia, durante la espera y la llegada a nuestro destino estuvimos platicando. Este viaje fue tan ameno y diferente que me di cuenta que era algo que disfrutaba tanto que quería hacerlo cada vez que pudiera. Thibaut (mi ahora amigo) me compartió varias de sus historias y el por qué había decidido viajar a México, me platico de todo su viaje por mi país y lo fascinado que había quedado que me contagio las ganas de descubrir más México y de abrazar a mi país.

Este viaje de “negocios” le dio un giro a mi vida de 180°, me atreví por luchar por lo que más feliz me hacía y me aferre a mis sueños. No me arrepiento de ninguna decisión que tome hasta el momento, por eso quiero invitarte a que viajes, es la mejor inversión que te puedes hacer, y más que una inversión es un auto regalo que te haces. En el trayecto conoces gente tan linda y con buenas intenciones a ayudarte, te empapas de cultura, sientes algo increíble dentro de ti cuando vas al lugar que tanto quisiste conocer y lo mejor son las memorias que vas inmortalizando y coleccionando. Eso sin contar los múltiples beneficios que te trae un viaje, para empezar el salir de la rutina y de la cómoda zona de confort, dejas de darle importancia a lo material, te distraes y las aventuras que haces en el camino que al final terminan en risas.

Cada que tengas un día libre o una tarde libre sal a explorar y a descubrir México, no es necesario que te vayas lejos, en tu misma ciudad lo puedes hacer, siempre habrá un lugar nuevo a dónde acudir o un restaurante nuevo que probar.

Quiero aclarar que a veces viajar no siempre será un placer. A veces incomoda, a veces duele y otras tantas rompen el corazón por tener esa certeza que los caminos se separan y no se unirán jamás. Por la nostalgia de irse y de volver a casa. Te encuentras a la deriva, entregado a un ritmo que es distinto al propio y con el que no siempre sabes danzar. Pero siempre está bien, siempre bien, creo que la naturaleza de los viajes es esa: CUSTIONARTE, cambiarte. Todo lo que implica un viaje trasforma para siempre, queramos o no, nos guste o no.

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Michelle C